Capilla Bautismal
La última capilla y bóveda que se construye en el templo agustino, es la de San Pedro, en 1701. Está situada al final del templo, y es lo que conocemos como bajo coro, en lo que hoy es el baptisterio de la parroquia. Hasta 1700, era la entrada que comunicaba el claustro chico con el templo conventual.
Esta capilla fue pagada íntegramente por su patrono don Juan de Vargas Hurtado, caballero del hábito de Santiago, virrey y capitán que fue de la ciudad de Manila. A su regreso a España muere en el camino y sólo su mujer, la virreina doña Isabel María de Ardila es la que se enterró en la bóveda, situada debajo de la pila bautismal y con escalera a los pies de su entrada, hoy cerrada.
Al igual que sucedió con otras capillas, y aunque ésta nunca perdió su nombre original, se le conoce también como capilla de los Dolores de María Santísima, donde fue enterrado don Juan de San Miguel en 1741 o Leonardo Hernández Tolosa y Tovar que fue sepultado a la entrada de dicha capilla, en sepultura propia.
La pieza fundamental de la capilla es la pila bautismal del siglo XV, es la pila primera y más antigua de la ciudad, que junto con la imagen de Santa María la Real, que preside el retablo, vinieron de la Seo de Santa María del Castillo, estuvo en la conocida Iglesia de Santa Catalina (que era la parroquia de Santa María la Real) y terminan en este templo parroquial. La pila tiene una gran copa de mármol de una sola pieza con exterior adornado con ocho gallones liso dispuestos radialmente.
De gran relevancia es también el frontal de altar talaverano del siglo XVIII, hoy patrimonio inmaterial de la humanidad, en el panel central, con la imagen de Nuestra Señora de la O, o expectación del parto, festejada el 18 de diciembre.
Y en el muro de la izquierda, sobre una ménsula, tenemos el gusto de San Agustín, obra de Juan Ignacio de Estrada, del siglo XVIII. Nos acompañan también en esta capilla la cruz de guía de la cofradía del Santo entierro, virgen de las lágrimas y Santiago Apóstol y el nuevo busto de madera de la figura de Cristo Resucitado de María Magdalena, del imaginero Israel Cornejo Sánchez, de Vélez Málaga.