Esta capilla era conocida como la de Nuestra Señora del Tránsito o la de Sebastián Montero de Espinosa.
Esta penúltima capilla de la nave del evangelio también se cubre con bóveda de cañón acasetonada y pintada.
En la pared principal, un retablo-relicario donado en 1947 por don José María Gironza y doña Araceli Espínola, destaca la figura de la ciudad de Badajoz a mediados del siglo XX por su vinculación a movimientos caritativos, a los que beneficiaba a través de la publicación de sus libros. La preside en el centro la imagen de tamaño natural de Santa Rita de Casia, obra de la segunda mitad del siglo XVIII. Es una imagen de vestir de la Santa Agustina, y en su rostro sobresale el estigma que nunca curó situado en su frente. El segundo cuerpo, una buena talla del martirio de San Sebastián y en el banco, en una urna de cristal, la venerada imagen de la Virgen del Tránsito. Imagen del siglo XVI-XVII es una talla que representa la glorificación del cuerpo de la Virgen María llegando a la inmortalidad sin pasar por la muerte como gracias a la intervención divina de su Hijo.
Empotrado en el muro derecho, encontramos el estudio nobiliario del fundador de la capilla, don Sebastián Montero de Espinosa, personaje de gran importancia en la ciudad durante el siglo XVII, fundador del hospital de San Sebastián. En su testamento dice: “Para ilustrar y embellecer la fábrica”, observamos la pintura por encima de su escudo. Su enterramiento de bóveda lo encontramos a la entrada de la capilla. Don Sebastián Montero de Espinosa fallece en su casa de Badajoz, el mediodía del viernes 14 de septiembre de 1639. Serían patronos perpetuos del oratorio el fundador y sus descendientes.